La isla adquiere una tonalidad verde intensa, por lo que es muy recomendable fondear en alguna de sus calas y acercarse desde ahí a tierra para realizar excursiones atravesando dunas, senderos y rocas. Entre ellas Atlantis, Cala Blanca o Cala d’Aubarca, auténticas playas vírgenes y sin explotar que deleitarán además a los amantes de la naturaleza.
En Sant Josep de sa Talaia, junto al aeropuerto, se encuentra el mercadillo de Sant Jordi, centrado en artículos de segunda mano. Además del mercadillo de Eivissa, al oeste de la isla, se pueden visitar el Hippy Market de Punta Arabí, en Es Canar, donde se reúnen más de 500 artesanos, y el de Santa Eulària des Riu, especializado en bisutería.
Tampoco puede faltar una visita al mítico mercadillo de Las Dalias, en Sant Carles de Peralta.
Para acabar el día nada como disfrutar de las maravillosas puestas de sol de otoño que ofrece la isla.
Una de las más espectaculares se puede disfrutar desde la cala de Benirrás, desde donde se vislumbra el islote popularmente llamado “El Dedo de Dios”
Impresionante también el ocaso que se disfruta desde Cala Conta, con una infinidad de matices en el cielo.
Ya lo ves, no hay excusa para no disfrutar de Ibiza en Otoño, recorriendo en barco lugares diferentes e inusuales.
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